Medidas de conservación en la Cueva Azul
Para proteger su frágil ecosistema y preservar su resplandor azul, se han aplicado varias medidas de conservación en la Cueva Azul. Desde 2019, está estrictamente prohibido nadar en el interior de la cueva para evitar daños a las superficies de piedra caliza y proteger la vida marina, ya que la actividad natatoria anterior había afectado a la claridad del agua y al efecto luminoso de la cueva. Ahora las visitas se limitan a unos 15 minutos por grupo de embarcaciones, lo que reduce la masificación y minimiza el impacto del escape de las embarcaciones y la presencia humana. El número de visitantes diarios también se regula mediante recorridos oficiales que siguen rutas designadas, garantizando un acceso controlado y respetuoso con el medio ambiente.
Además de la gestión de los visitantes, los esfuerzos de conservación en curso se centran en la educación, la investigación y la participación de la comunidad. Las autoridades locales y los operadores turísticos llevan a cabo programas de sensibilización que fomentan un comportamiento responsable.
Desde su inclusión en la red de Geoparques Mundiales de la UNESCO en 2019, el lugar se beneficia de apoyo internacional para una gestión sostenible. La vigilancia continua del medio ambiente y la investigación científica realizan un seguimiento de la calidad del agua, la biodiversidad y la estabilidad geológica, mientras que los residentes locales desempeñan un papel activo en la aplicación de medidas de conservación y la promoción del turismo sostenible.